R i c a r d o O t e r o |
martes, 16 de noviembre de 2010
El circo de la imagen
Con la libertad que me permito afirmo y comparto :
Los concursos solo permiten una malsana y propagandística manipulación del verdadero sentido de la creación fotográfica, convirtiendo a las obras en mercancías que solo fluyen a través del voto popular y viciado por subjetividades... mas no juzgadas bajo el criterio de la experiencia y su aportación en sentidos y significados iconográficos.
Por otra parte, el aliento a la participación en el arte de consagrar el tiempo dentro de una imagen, es totalmente aceptable, siempre y cuando la motivación no sea representada bajo la idea de un pemio, ya sea de orden monetario, publicitario o solo por el reconocimiento; es preciso el encaminar el desarrollo de la fotografia bajo los criterios que promueve la lectura de la obra como un "arte", donde el acto de obturar no sea el de disparar a ciegas, donde se retomen los elementos claves como la composición, los encuadres, el manejo y la danza de la luz sobre los objetos y los cuerpos, los significados y sentidos que puedan surgir de ese instante en el que tomamos una parte del entorno para nosotros y la admiración de muchos.
Lastimosamente la postmodernidad no ha permitido el retorno del sentido en el quehacer humano, en cuanto a la fotografía es más desolador el panorama, puesto que esta disciplina ha sido vulnerada, manipulada y corroída por quienes asumen de una manera ligera y pretenciosa el acto creador, pero que en manos insolentes ha sido más bien un acto deformador, anarquista y académica y personalmente destructor.
Podrían juzgarme, podrían ignorarme, pero en realidad son mis palabras las que acusan, las que retoman una causa por la defensa del sentido en la elaboración y composición de la imagen, es necesario un criterio, un criterio fuera de convencionalismos personales y afectos promulgados que vicien la relación del fotógrafo con su obra, es imperativo el ser nuestros propios críticos en el proceso de exposición publica de las creaciones, que muchas veces tocan los límites de lo insensato y lo absurdo por no decir estúpido y pretencioso.
Que molesto se vuelve el ver como una disciplina se reduce a la manipulación y gajes del ahora, donde el sentido parece quedar obviado tras la idea del gusto popular y la aceptación como respuesta del séquito.
La imagen debe apreciarse, leerse, transformar, denunciar, ser motivo de deleite y por ello admirada, no convertirse en una mercancía y mucho menos por un "premio" que resulte en la consolidación del ego.
Una vez más promulgo y promuevo la idea de la exposición más no la del concurso; esa instancia donde se pierde la perspectiva y se orienta la indiscriminada realización fotográfica que cubre el sentido con las mantas oscurecidas del gusto popular.
J a v i e r R i c a r d o O t e r o C a d e n a
domingo, 7 de noviembre de 2010
Fotografía
sábado, 6 de noviembre de 2010
Los cantos del viento
Ricardo Otero |
“...Vuelan entre las arenas las palabras, los cantos del viento susurros al oído de la vida, dime como comienzan las historias, pues no logro encontrar una que contar en donde vivamos el eterno resplandor de las primeras miradas, dime como crecen las plantas cuando se extinguen los días soleados, cuando muere la primavera, como comienzan esas historias, en las que vemos la tarde sucumbir a la noche, dime como terminar los cuentos que no inician y aun así son mi vida...”
J a v i e r R i c a r d o O t e r o
viernes, 5 de noviembre de 2010
Las Almas de los Dragones
Ricardo Otero |
Nace ante los hombres la posibilidad de enfrentar la tiranía y transformar a los pueblos, otorgarles la dicha y esperanza, devolver el valor de la dignidad a cada uno de los que ocupamos estas tierras que son nuestro hogar, la dicha de regocijarnos bajo la sombra del árbol que contempla el universo, donde cada hombre, mujer, anciano niño y hasta animal, merece la potestad sobre su vida, sobre su existencia, donde el placer de beber agua del manantial y dormir bajo el abrazo cálido de las noches sean nuevamente el deleite de la naturaleza y el hombre, y hoy, en este día de octubre donde los pájaros silban las melodías de la libertad y el cielo destellante nos cobija con el crepuscular dorado que simboliza el fin del día y a su vez de la tiranía y el terror de la injusticia, hoy, nos alzamos en contra de las leyes que siendo injustas no pueden de ninguna manera ser leyes.
Conmemoremos en los días pro siguientes en el vasto e infinito destino de los hombres libres, un grito hacia la eternidad, una promesa a nuestros dioses y demonios, que ningún hombre sobre esta tierra será obligado a recorrer los pasos de la miseria y la infamia, ningún hombre será la sombra de otro, ningún hombre tendrá más poder que el que su conciencia, su nobleza y sus virtudes puedan otorgarle.
Hoy un día en el que recordamos a los héroes, remembramos sus gloriosas palabras, sus conquistas sobre la maldad que enmarca la historia de nuestra raza en las eras que se desintegran en la memoria, aquella que hoy nos enaltece con la victoria de la conciencia y la esperanza, recibamos ante nosotros los amanecer del mundo con gallardía y nuestra voluntad de actuar, de enfrentarnos a la injusticia y la corrupción, seamos hoy y siempre hombres dignos de ser recordados por la historia de nuestra humanidad, de nuestros sueños e ilusiones, ilusiones que son titanes ante la barbarie y la crueldad, vivamos hoy como hombres libres, como hombres dignos, caballeros del día y guardianes silenciosos en las noches y las sombras que no acobardarán jamás nuestro corazón de león y nuestra alma de dragón.
Javier Ricardo Otero
El sueño del vagabundo
Ricardo Otero |
Desearía ser quien dibujase los días, de esa manera habría de poner un sueño tras de otro, de aquella manera, podría poner tus ojos en el lugar del sol, podría situar tu mirada en donde la luna observa a los caminantes y vagabundos de ensueño que por el asfalto han de tapizar las huellas de una búsqueda, un camino que no pretende retornar.
Desearía también el poder cubrir tu cuerpo con la luz que desprende la esfera solitaria, blanca y destellante, desearía poder guardar las estrellas dentro de tus ojos, así tu serias el cielo al cual observe durante las horas el tiempo, perdido en el laberinto de tu mirada, universo desconocido al que presuroso me lanzo a descubrir.
Desearía también y por último, llegar a ser música, para vivir en tu mente, para acompañar tus sueños, siendo la melodía sobre la cual tu corazón se posa, siendo lo intangible pero existente e infinito, recorriendo tu cuerpo, erizando tu ser, acariciando tus sombras como el viento a las flores en los jardines celestes, para al final nadar en ti, en el vasto océano de estrellas libres en el sol que son tus ojos y el laberinto que es tu mirada.
J.R. Longstride
LA FOTOGRAFÍA: LA RAMERA DEL AHORA Parte Primera
Ricardo Otero |
Hace tiempo que no sucedía algo tan particularmente ofensivo o tan siquiera molesto para con aquellas “cosas” que considero de gran importancia o mínimamente respetables y admirables, ya sea por su aportación al mundo o solo por su forma y aplicación individual.
Desde hace mucho la observación que presto a todo lo relacionado con la imagen y el elemento sonoro es, y por beneplácito de lo indiscernible, constante del día a día, casi que un vicio y placer, ese placer que por momentos se considera único, pero que por culpa quizá de lo concebido como alternativo o moderno, resulta ahora vulnerado y altamente entregado a la prostitución. Pero, ¿qué digo? ; no otra cosa que no sea una exclamación de un profundo e intolerable sentimiento de rabia y quizá en la medida de mis palabras, déspota actitud con el referente humano que ha dispuesto del bello y gallardo discurso de la imagen, en una recopilación infame de lo que se considera y tal vez a los ojos del contexto histórico actual, buenas obras; pero cuales buenas obras! Si de entre un manojo de imágenes solo puedo observar atónito, como nacen abortos de una posibilidad ya resuelta por significaciones que han quedado marcadas por criterios muchísimo más profundos y honestos para con “el ejercicio creador de la imagen”.
Ricardo Otero |
Para no entrar en contraposiciones semióticas ni alteraciones del discurso individual, me basta con acusar la idea que sobre la fotografía contemporánea se yergue, develando un significado que rosa con la aberración, que fortalece el camino vago y pretencioso de muchos acólitos de su propio “ego humanista” ( risas) ; y es que no es una observación burda y plagada de parcialidades ni referentes individuales, ni gustos propios ni prepotencias, es más que ello, es mucho más que cualquier acusación que sobre mi discurso se haga; es y en gran medida una denuncia, un panfleto que diluye las malsanas y deshonestas formas de obturar.
“La necesidad de confirmar la realidad y enfatizar la experiencia mediante fotografías es un consumismo estético al que hoy todos son adictos”
Roland Barthes
¿Realmente somos adictos a enfatizar en la experiencia mediante la imagen fotográfica o estamos tan desesperados por confirmar que esta es nuestra realidad? que recurrimos al ejercicio de la fotografía como una herramienta de carácter histórico para a través de ella abstraer un pensamiento o una idea. No ¡ por supuesto que no, y antes que hablar de mí prefiero hablar de lo observado, observado es entonces que el tomar fotografías no se relaciona ni por milésimas o segundos a lo que Barthes planteó; dada la explosión de creatividad y creativos, hoy muchos ostentan la posibilidad creadora, esa que no es otra cosa más que el surgimiento de una nueva especie que concibe a la fotografía como la nueva ramera de lo alternativo, como esa ramera a la que todo hombre accede para calmar sus lujurias, en este caso, las del nuevo estereotipo, el fotógrafo del ahora. Ese que no transporta sus sueños y elaboradas manifestaciones psicológicas o tan siquiera epifanías de un mundo, denuncias del ahora o pretenciosa actitud frente a las posibilidades que el discurso y la lectura de la imagen ofrece.
No, hoy no se cran imágenes, hoy se toman fotos de todo aquello que el vulgo o parte de la mayoría, considera digno de admiración y exaltar. Es el caso de fotografías que chocan con el sinsentido más allá del que ojos ineducados puedan otorgarle por beneplácito de sus infames y altivas pretensiones artísticas o solo del producto de la comparación con obras de otras categorías.
Ricardo Otero |
Hoy las fotografías no representan a su obturador, hoy la imagen no luce un gallardo brillo de sensatez y honestidad, hoy ya no encontramos discursos poéticos elaborados con desdén, con pasión y hasta una picardía propia de la curiosidad, hoy no existe fotografía alguna hasta donde haya podido observar que sea realmente honesta, y me atrevo a asegurar, como quien afirma que necesita el aire estando sumergido en aguas de la decadencia, que a excepción de la fotografía paisajística o de la naturaleza, todas las demás categorías de las artes fotográficas han sido denigradas, utilizadas y juvenilmente apropiadas por personas que reconocen en este “arte” EL NUEVO FETICHE DE LOS ALTERNATIVOS aquellos que fotografían solo lo que se ve bien, y que se sabe, al séquito del vulgo les ha de fascinar, en la medida que se lean formas y contextos ya predeterminados por su composición.
Y es esta otra de las falencias de la fotografía contemporánea, se está jugando con elementos y significados que ya tuvieron su momento en la histórica; refierome a que se utilizan las texturas y los tonos de la fotografía “clásica” (Cartier Bresson- André Kertész-Dorothea Lange) entre otros, para denotar y por una estructura narrativa consagrada, una obra moderna altamente elaborada, cuando solo es menester poner nuestras cámaras en blanco y negro y asegurar que se vea lo más extranjera posible, de tal manera seremos llamados “más pro.” O más talentosos. (Basura digo a esto)
Y para terminar con la enfrenta a la insensatez, resta decir que el aliciente que ha convertido a la fotografía en un lápiz para escribir incoherencias y basura, son los concursos, aquellos que reúnen al ejercito de la imagen contemporánea y alternativa del mundo. Patrañas, todos dedicados a relucir entre tantos por jugarretas del destino o las causalidades, aquellos que tienen una curiosidad innegable por la imagen, pero que están acechados por estos fotógrafos del momento, fotógrafos de la inmediatez y que en honor a sus causas “artísticas” confluye en un grupo que pretende quizá crear la ventana por la que han de saltar los nuevos paladines de la imagen ( risas nuevamente).
Es cómico el sentir algo de jocosidad y a su vez de ira, tal vez porque el ahora es más grande que lo que debió ser, tal vez porque entre los publicistas, los comunicadores sociales y los estudiosos de la Tv y el cine, han transformado cualquier posibilidad de relucir y exponer sus premisas banales por más, en una posibilidad concreta, donde la imagen ya no representa al ser humano en su propio mundo con ventanales abiertos a la expectativa de aquello que aun no se logra enfocar, ahora, la fotografía es como un sueño, solo él pertenece a su creador más el mundo de lo tangible ha hecho de la imagen el recurso inagotable de la generación infame. Aquella que entre más casual y moderna desinteresada parezca sea mucho más connotativa, siendo esta absurda y patética.
J A V I E R R I C A R D O O T E R O / J.R. LONGSTRIDE
Suscribirse a:
Entradas (Atom)