Ricardo Otero |
Hace tiempo que no sucedía algo tan particularmente ofensivo o tan siquiera molesto para con aquellas “cosas” que considero de gran importancia o mínimamente respetables y admirables, ya sea por su aportación al mundo o solo por su forma y aplicación individual.
Desde hace mucho la observación que presto a todo lo relacionado con la imagen y el elemento sonoro es, y por beneplácito de lo indiscernible, constante del día a día, casi que un vicio y placer, ese placer que por momentos se considera único, pero que por culpa quizá de lo concebido como alternativo o moderno, resulta ahora vulnerado y altamente entregado a la prostitución. Pero, ¿qué digo? ; no otra cosa que no sea una exclamación de un profundo e intolerable sentimiento de rabia y quizá en la medida de mis palabras, déspota actitud con el referente humano que ha dispuesto del bello y gallardo discurso de la imagen, en una recopilación infame de lo que se considera y tal vez a los ojos del contexto histórico actual, buenas obras; pero cuales buenas obras! Si de entre un manojo de imágenes solo puedo observar atónito, como nacen abortos de una posibilidad ya resuelta por significaciones que han quedado marcadas por criterios muchísimo más profundos y honestos para con “el ejercicio creador de la imagen”.
Ricardo Otero |
Para no entrar en contraposiciones semióticas ni alteraciones del discurso individual, me basta con acusar la idea que sobre la fotografía contemporánea se yergue, develando un significado que rosa con la aberración, que fortalece el camino vago y pretencioso de muchos acólitos de su propio “ego humanista” ( risas) ; y es que no es una observación burda y plagada de parcialidades ni referentes individuales, ni gustos propios ni prepotencias, es más que ello, es mucho más que cualquier acusación que sobre mi discurso se haga; es y en gran medida una denuncia, un panfleto que diluye las malsanas y deshonestas formas de obturar.
“La necesidad de confirmar la realidad y enfatizar la experiencia mediante fotografías es un consumismo estético al que hoy todos son adictos”
Roland Barthes
¿Realmente somos adictos a enfatizar en la experiencia mediante la imagen fotográfica o estamos tan desesperados por confirmar que esta es nuestra realidad? que recurrimos al ejercicio de la fotografía como una herramienta de carácter histórico para a través de ella abstraer un pensamiento o una idea. No ¡ por supuesto que no, y antes que hablar de mí prefiero hablar de lo observado, observado es entonces que el tomar fotografías no se relaciona ni por milésimas o segundos a lo que Barthes planteó; dada la explosión de creatividad y creativos, hoy muchos ostentan la posibilidad creadora, esa que no es otra cosa más que el surgimiento de una nueva especie que concibe a la fotografía como la nueva ramera de lo alternativo, como esa ramera a la que todo hombre accede para calmar sus lujurias, en este caso, las del nuevo estereotipo, el fotógrafo del ahora. Ese que no transporta sus sueños y elaboradas manifestaciones psicológicas o tan siquiera epifanías de un mundo, denuncias del ahora o pretenciosa actitud frente a las posibilidades que el discurso y la lectura de la imagen ofrece.
No, hoy no se cran imágenes, hoy se toman fotos de todo aquello que el vulgo o parte de la mayoría, considera digno de admiración y exaltar. Es el caso de fotografías que chocan con el sinsentido más allá del que ojos ineducados puedan otorgarle por beneplácito de sus infames y altivas pretensiones artísticas o solo del producto de la comparación con obras de otras categorías.
Ricardo Otero |
Hoy las fotografías no representan a su obturador, hoy la imagen no luce un gallardo brillo de sensatez y honestidad, hoy ya no encontramos discursos poéticos elaborados con desdén, con pasión y hasta una picardía propia de la curiosidad, hoy no existe fotografía alguna hasta donde haya podido observar que sea realmente honesta, y me atrevo a asegurar, como quien afirma que necesita el aire estando sumergido en aguas de la decadencia, que a excepción de la fotografía paisajística o de la naturaleza, todas las demás categorías de las artes fotográficas han sido denigradas, utilizadas y juvenilmente apropiadas por personas que reconocen en este “arte” EL NUEVO FETICHE DE LOS ALTERNATIVOS aquellos que fotografían solo lo que se ve bien, y que se sabe, al séquito del vulgo les ha de fascinar, en la medida que se lean formas y contextos ya predeterminados por su composición.
Y es esta otra de las falencias de la fotografía contemporánea, se está jugando con elementos y significados que ya tuvieron su momento en la histórica; refierome a que se utilizan las texturas y los tonos de la fotografía “clásica” (Cartier Bresson- André Kertész-Dorothea Lange) entre otros, para denotar y por una estructura narrativa consagrada, una obra moderna altamente elaborada, cuando solo es menester poner nuestras cámaras en blanco y negro y asegurar que se vea lo más extranjera posible, de tal manera seremos llamados “más pro.” O más talentosos. (Basura digo a esto)
Y para terminar con la enfrenta a la insensatez, resta decir que el aliciente que ha convertido a la fotografía en un lápiz para escribir incoherencias y basura, son los concursos, aquellos que reúnen al ejercito de la imagen contemporánea y alternativa del mundo. Patrañas, todos dedicados a relucir entre tantos por jugarretas del destino o las causalidades, aquellos que tienen una curiosidad innegable por la imagen, pero que están acechados por estos fotógrafos del momento, fotógrafos de la inmediatez y que en honor a sus causas “artísticas” confluye en un grupo que pretende quizá crear la ventana por la que han de saltar los nuevos paladines de la imagen ( risas nuevamente).
Es cómico el sentir algo de jocosidad y a su vez de ira, tal vez porque el ahora es más grande que lo que debió ser, tal vez porque entre los publicistas, los comunicadores sociales y los estudiosos de la Tv y el cine, han transformado cualquier posibilidad de relucir y exponer sus premisas banales por más, en una posibilidad concreta, donde la imagen ya no representa al ser humano en su propio mundo con ventanales abiertos a la expectativa de aquello que aun no se logra enfocar, ahora, la fotografía es como un sueño, solo él pertenece a su creador más el mundo de lo tangible ha hecho de la imagen el recurso inagotable de la generación infame. Aquella que entre más casual y moderna desinteresada parezca sea mucho más connotativa, siendo esta absurda y patética.
J A V I E R R I C A R D O O T E R O / J.R. LONGSTRIDE
Una buena muestra de que la imagen puede ser tan inspiradora como un tibio poema, enciende y aviva el fuego crítico de las mentes que se involucran con la emotiva experiencia del arte fotográfico.
ResponderEliminarRicardo que la sublime creación de niepcephore siga recreando su imaginario y manteniendo en constante renovación la llama de su reflexiva manera de apreciar esta mágica técnica.
Javier Suescun.