Con la libertad que me permito afirmo y comparto :
Los concursos solo permiten una malsana y propagandística manipulación del verdadero sentido de la creación fotográfica, convirtiendo a las obras en mercancías que solo fluyen a través del voto popular y viciado por subjetividades... mas no juzgadas bajo el criterio de la experiencia y su aportación en sentidos y significados iconográficos.
Por otra parte, el aliento a la participación en el arte de consagrar el tiempo dentro de una imagen, es totalmente aceptable, siempre y cuando la motivación no sea representada bajo la idea de un pemio, ya sea de orden monetario, publicitario o solo por el reconocimiento; es preciso el encaminar el desarrollo de la fotografia bajo los criterios que promueve la lectura de la obra como un "arte", donde el acto de obturar no sea el de disparar a ciegas, donde se retomen los elementos claves como la composición, los encuadres, el manejo y la danza de la luz sobre los objetos y los cuerpos, los significados y sentidos que puedan surgir de ese instante en el que tomamos una parte del entorno para nosotros y la admiración de muchos.
Lastimosamente la postmodernidad no ha permitido el retorno del sentido en el quehacer humano, en cuanto a la fotografía es más desolador el panorama, puesto que esta disciplina ha sido vulnerada, manipulada y corroída por quienes asumen de una manera ligera y pretenciosa el acto creador, pero que en manos insolentes ha sido más bien un acto deformador, anarquista y académica y personalmente destructor.
Podrían juzgarme, podrían ignorarme, pero en realidad son mis palabras las que acusan, las que retoman una causa por la defensa del sentido en la elaboración y composición de la imagen, es necesario un criterio, un criterio fuera de convencionalismos personales y afectos promulgados que vicien la relación del fotógrafo con su obra, es imperativo el ser nuestros propios críticos en el proceso de exposición publica de las creaciones, que muchas veces tocan los límites de lo insensato y lo absurdo por no decir estúpido y pretencioso.
Que molesto se vuelve el ver como una disciplina se reduce a la manipulación y gajes del ahora, donde el sentido parece quedar obviado tras la idea del gusto popular y la aceptación como respuesta del séquito.
La imagen debe apreciarse, leerse, transformar, denunciar, ser motivo de deleite y por ello admirada, no convertirse en una mercancía y mucho menos por un "premio" que resulte en la consolidación del ego.
Una vez más promulgo y promuevo la idea de la exposición más no la del concurso; esa instancia donde se pierde la perspectiva y se orienta la indiscriminada realización fotográfica que cubre el sentido con las mantas oscurecidas del gusto popular.
J a v i e r R i c a r d o O t e r o C a d e n a
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